Muy lejos estaba de mi imaginación el conocerlo. Cuando bebía, fumaba y le hacía el amor a las calles de Maracaibo.
Mucho menos sospechaba que él se cruzaría en mi camino cuando de mis labios repetían:
-En mi vida solo necesito de mi misma. De nadie más.
Tres años atrás cuando me encontraba en toques musicales acompañando a quien era mi pareja en ese entonces, no hubiese podido concebir la idea que hoy, se sentaría a mi lado.
Sin embargo, Él si lo sabía.
Era primero de enero del 2012 empezando la madrugada. El año se despedía. Yo, con un duelo en el alma por un amor que se había ido, divagaba por los canales de televisión. Encontré un concierto, parecía de rock, me detuve. Anunciaban el nuevo arreglo en bachata de una canción: Renuévame.
Escuche la canción, su autor era un cantante cristiano, Marcos Witt.
Renuévame Señor Jesús. Pon en mí tu corazón.
Renuévame Señor Jesús. Ya no quiero ser igual.
Fueron las estrofas que se quedaron grabadas en mí.
Dos semanas después, un gran amigo en la ciudad de Barquisimeto, me decía a raíz de una confesión personal:
-Ríndete a Dios More. Ríndete.
Recuerdo con humor que mi mente se reía y decía: ¿Rendirte?… ¡Jamás!
En mayo de ese mismo año 2012, una amiga casi me lleva a empujones a una conferencia de Julio Bevione; en donde por casi hora y media, habló sobre la importancia de escuchar al espíritu por medio del silencio para tener paz.
Como yo no entendí mucho el mensaje, opte por comprar su CD “EL Silencio”.
Todos los días al llegar al trabajo me acostaba a escuchar el CD hasta que la frase: “Si no te da paz… no es” retumbó en mis pulmones hasta dejarme sin oxígeno.
Un mes después, por recomendación de una aliada, asistí un miércoles a las 7 p.m a una iglesia cerca de mi casa para participar en la Adoración al Santísimo.
La adoración al Santísimo es una práctica de la religión católica en dónde la oración litúrgica se realiza frente al Santísimo Sacramento mientras éste es expuesto por el sacerdote.
Casi tres horas de silencio, escucha activa y música celestial.
Nunca había sentido tanta paz.
Al terminar la adoración. Ya casi con la iglesia vacía. Me acerque al santuario donde guardan la hostia (cuerpo de Cristo) y le dije:
-Mira Jesús, yo no te conozco. Pero me han hablado muy bien de ti. Me gusto mucho lo que viví aquí. Y por eso llego a ti. Para pedirte que me enseñes por favor a ser pareja. A ser hembra. A ser mujer. “Porque aquí entre tú y yo, creo que en estos contextos estoy pelando y no son los dientes”.
Y me fui.
Esa noche no dormí y al otro día aún no sabía explicar cómo me sentía. Sin embargo, Continúe asistiendo todos los miércoles.
En septiembre del 2012 una amiga me llama y me dice:
-Vamos a un apartamento donde Jesús Vive. Así que Fuimos.
Y mi mente seguía riéndose.
Llegue al lugar, hicimos unas oraciones y una vez más, mi mente tuvo que callarse.
Estuve dos días sin casi hablar.
Así que el domingo siguiente, después de misa, regresé a ese apartamento. Escribí una carta para alguien que no conocía y desde ese entonces no he parado de hacerlo.
Dos meses después cuando entraba a la unidad de cuidados intensivos a ver a mamá. Solo me arrodillaba y decía:
-Señor Jesús, intercede por favor ante tu padre, para que su voluntad y la de mi madre coincidan en tu fe.
Al tercer día, ella murió.
Varios meses han pasado ya de todo esto. Y no es hasta hoy que comprendo, que ese primer miércoles cuando le hablé, Jesús no leyó mis labios sino que leyó mi corazón.
Mi corazón estaba cansado de buscar afuera lo que debía desde el silencio cultivar adentro (¿Se acuerdan de Bevione?).
Cansado de que no escuchara a mi alma viviendo desde la incoherencia.
Cansado de que mis pensamientos negativos ataquen a mi cuerpo para somatizar en enfermedad.
Cansado de que me desconectara de mi esencia poniendo atención en el otro para evadir la responsabilidad hacia mí misma.
Cansado de vivir desde el miedo a no ser feliz, en vez de vivir desde el amor hacia la paz.
Todo y mucho más ha traído Jesús a mi vida desde que lo conozco y tengo una relación con Él, desde ese primero de enero del 2012, cuando para mí todo comenzó.
“Tengo la convicción que Dios lee nuestro corazón no nuestros labios”
@ablerom
seryhumano.com / Morelba del Valle Martínez Inciarte