“Una pintura es un poema sin palabras” Quinto Horacio Flaco
El pintor Domenikos Theotocopoulos, (1541-1614), llamado El Greco, nació en Creta y murió en su amada Toledo, ciudad en la que el artista residió desde 1577.
Toledo era por aquel entonces la capital religiosa de España. El magistral Entierro del conde de Orgaz conmemora la muerte del patrón de la iglesia de Santo Tomé, el devoto Gonzalo Ruiz de Toledo, conde de Orgaz, fallecido doscientos cincuenta años antes.
Según la leyenda, en el momento del entierro del conde aparecieron dos santos, el obispo san Agustín, uno de los grandes padres de la Iglesia, y el diácono san Esteban, primer mártir de Cristo y depositaron su cadáver en la tumba.
El cuadro aparece claramente dividido en dos partes, representando las dos dimensiones de la existencia humana, con el cielo arriba y la tierra abajo. Mientras el pálido cadáver, enfundado en su armadura, es bajado al sepulcro, vemos volar su alma hacia el regazo de Cristo, en el borde de los cielos.
Los tonos rotos (mostaza, rojo cereza y azul oscuro) crean un contraste muy marcado con el fondo negro que sume el conjunto de la escena en las tinieblas. Se cree que una de las caras que miran al espectador desde la última fila es un autorretrato de El Greco.
El niño situado en el ángulo inferior izquierdo, que porta una antorcha en las manos, podría estar inspirado en el hijo del artista.
La pintura fue realizada en 1586 en un óleo sobre lienzo, cuyas dimensiones son de 460 X 360 cm y se encuentra conservada en la iglesia de Santo Tomé en Toledo, considera una de las mejores obras del autor y la más admirada.
Seryhumano.com / Steven Pulimood
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