Dios lee nuestro corazón, no nuestros labios
Muy lejos estaba de mi imaginación el conocerlo. Cuando bebía, fumaba y le hacía el amor a las calles de Maracaibo. Mucho menos sospechaba que él se cruzaría en mi camino cuando de mis labios repetían: -En mi vida solo necesito de mi misma. De nadie más. Tres años atrás cuando me encontraba en toques…