Hoy me levante más temprano que lo habitual. Desperté soñando contigo.
Es impresionante el revuelo que causó en mi vida el conocerte.
Ya no me pregunto el por qué. Hay cosas que no tienen explicación.
Más allá del rumbo que han tomado las cosas, quiero darte las gracias.
Gracias por recordarme lo sabroso de una atracción física.
Gracias por tus atenciones, por estar pendiente. Por hacerme sonreír desde la ilusión.
Gracias por darme una razón más para venir al trabajo y poder verte.
Gracias por tus ganas de conocer la profundidad del mundo espiritual.
Sobre todo, gracias porque con la experiencia de querer acercarme a ti, para amarte, tuve que dejarte ir.
Comprendiendo que esa también es una forma de amar y querer.
Hay elecciones significativas que refuerzan nuestra plenitud cada día.
Van más allá de nuestros deseos.
Son elecciones que toma nuestra alma, la mente, ni siquiera se entera.
La fidelidad hacia mí misma ha sido, y es, una de ellas.
Tuve la bendición de reflexionar sobre lo que era para mí la fidelidad y lo que no era. Esa reflexión se tatuó en mi corazón, pasando a ser un punto de honor no negociable.
La candidez con la que ahora puedo apreciar la magia que implica una pareja en mi vida, es como tocar el momento con la punta de mis dedos para no presionar, no herir, no romper.
Eso me lleva a mí y a Dios.
A volver a mí, a mi soledad y al silencio. Donde logro intimar con Dios por medio de mi esencia.
Comprendo que la persona que compartirá conmigo un proyecto de vida en plural, se amará y podrá compartir ese amor conmigo.
Sumando conexiones desde su alma a la mía y ambas almas con Dios.
No tendrá la necesidad de dejarse conquistar por otra persona. Ni conquistar a alguien más.
Porque su amor propio y mi amor propio se fortalecerán al descansar en Dios.
Siendo la apertura de corazón lo que irradia a nivel energético la convicción de que nos sentimos bien con nosotros mismos.
Y es así que el Universo entenderá que la relación de pareja es sagrada con amor, compromiso, lealtad, y por medio de nuestra fe, nos bendecirá.
Esto es lo que deseo también para ti.
Que logres amarte de manera enaltecida, que cuando veas a tu pareja, suspires desde el alma, diciéndole a Dios con un beso: Gracias.
Que te ames con honestidad, que con una sonrisa al recibir atenciones de otra persona, declararle desde el corazón: Gracias, pero tengo pareja.
Que puedas amarte con locura. Que al darte cuenta que estás entrando en una situación de riesgo para tu relación de pareja: te retires dignamente aunque duela y aunque creas perder.
Finalmente te deseo que ames a Dios, desenfrenadamente, para que en un reflejo de tu propia alma, puedas mirarte al espejo y saber que eres feliz.
seryhumano.com / Morelba del Valle