En cuanto tomamos contacto con alguien nuevo siempre realizamos un perfil psicológico de esa persona derivado de nuestra primera impresión. Es un perfil que nos aporta mucha información de cómo es esa persona. Existen cierto tipo de personas que utilizan ese don para buscar a personas con unas ciertas características para manipularlas en su beneficio emocional. Las víctimas de estos depredadores emocionales, suelen ser personas bondadosas con un gran nivel de empatía y de consideración por los demás y sus necesidades personales.
Un depredador emocional envidiará la amabilidad de los demás, el carisma o la fuerza de voluntad. Anhela ser como esas personas, y utilizará todas las herramientas psicológicas a su alcance para alimentarse emocionalmente de esas personas que tienen de lo que él carece.
Todos conocemos el dicho aquel de “quien a buen árbol se arrima…buena sombra la cobija”. Pero el depredador emocional no busca cobijarse, busca alimentarse de ese árbol, manipulándolo y consiguiendo que este actúe según su voluntad. Anulará a la persona de tal modo que conseguirá que esta siempre esté a su lado y siempre esté a su entera disposición.
Características fundamentales del depredador emocional
El abuso emocional, casi siempre se da en entornos cercanos, ya sea a nivel familiar, de amistad, laboral, etc. Cuando más conozca el depredador emocional a su víctima, mayor será la manipulación que pueda ejercer.
Se combinan momentos de total apoyo del depredador emocional con su víctima con momentos en los que este realizará críticas feroces haciendo un daño emocional palpable. Con ello anulará a la víctima creando una relación de dependencia, donde dicha víctima siempre buscará la aprobación del “depredador emocional”.
Cómo hemos citado antes, un depredador necesita cercanía con la víctima, pero también tiempo. Con ambas condiciones, un depredador emocional puede aprovecharse de la empatía de la otra persona, consiguiendo los objetivos emocionales que pretende alcanzar.
Existen depredadores emocionales de ambos sexos y de cualquier edad. Su peligro es mayor cuando mayor es la cercanía con la víctima y su grado de confianza para enmascararse tenga. Son personas con un gran complejo de inferioridad que necesitan controlar a los demás y a su entorno. El control le proporciona un cierto sentimiento de tranquilidad y poder. Así que rechazará moverse por entornos sociales que no pueda controlar, y evitará a las personas con un perfil no manipulable emocionalmente.
La manipulación que practican es muy sutil, empelando incluso la humillación enmascarada. Es muy difícil detectar dicha manipulación tanto por la víctima como por el entorno más cercano. Son capaces de mostrarse como víctimas no como causantes del mal, pudiendo hacer sentir a la víctima que es la responsable del mal que le ocurre al propio depredador. Son artistas de la manipulación emocional.
No suelen practicar la confrontación directa cuando hay algo que les molesta. Son capaces de guardar esos hechos para emplearlo en el futuro con frases del tipo “te acuerdas cuando…”, ideales para manipular a la víctima emocionalmente.
El depredador emocional tiene arraigado su modo de actuar, y por tanto es muy difícil que cambien. Son personas que siempre arrastraran durante toda su vida mucho sufrimiento e infelicidad. Incapaces de sentir de verdad, utilizarán su racionalidad para utilizar a los demás en su beneficio y tener cierto bienestar emocional en ello.
Ten cuidado con esta clase de personas, son grandes actores que pueden provocarnos grandes heridas emocionales. Identificarlos puede servirnos para alejarnos de estos depredadores emocionales para que tampoco tengan la oportunidad de atrapar a alguien de nuestro entorno.
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Fuente: psicologoemocionalonline.com