Cuando observamos una pintura, leemos un poema o escuchamos una armoniosa sinfonía nos sentimos reflejados en sus colores, entre sus líneas o en cada una de sus abundantes notas.
Cuando admiramos una pintura se derriten nuestras fantasías con el arte de la vida misma; nuestra ingeniosa imaginación la dirigimos con cada pincelada, con cada uno de los sonetos y al compás de las locuras de nuestras fantasías.
Quizás y como decía el actor francés François Truffaut, “quienquiera que cultive la fantasía en el arte está un poco loco. Su problema estriba en hacer interesante esa locura”.
Pero, ¿qué tan cuerdo se debe ser al sumergirse en el arte? o ¿qué tan alocado el artista?
Un artista es aquel maniático que te interpreta el alma, y descifra tu locura. Un artista es aquel ser humano que te sonríe a través de su obra y te invita a formar parte de la vida.
Es todo esto y más que al ver las obras de la artista plástico Patricia Michelangeli, _venezolana, residenciada en República Dominicana_, me transporto hacia las profundidades del ser, de mi humanidad, haciéndome muy interesante mi propia locura.
Acá comparto un par de sus cuadros. Si desean contactar a Patricia y sorprenderse del extraordinario ser humano que es, del que muy bien pudo Horacio, inspirarse al decir que sus pinturas son «un poema sin palabras», lo pueden hacer a través de su cuenta instagram @pattymichelangeli o por su correo patimichelangeli@gmail.com
seryhumano.com / Yosmar Herrera