“Os confieso que por este continuo rehacer, retocar, añadir, corregir, cortar, pegar, hinchar aquí para inflar allá, estoy exhausto” Giacosa a Ricordi
La Bohème es la obra más bella y a la vez más convincente de Puccini, con un equilibrio muy logrado en todos sus aspectos, empezando con un libreto excelente que mezcla comedia y drama, pasando por la perfecta definición musical de los personajes y sus diferentes relaciones emocionales, hasta llegar a una de las mejores muertes en la ópera.
Ha pasado más de un siglo desde que Arturo Toscanini dirigiera esa primera representación de La Bohème en el Teatro Regio de Turín. Desde el aquel 1 de febrero de 1896, la ópera pucciniana no ha parado de atraer público a los teatros del mundo.
La Bohème es una obra maestra del melodrama en general, no solo de la ópera, sin la textura de la música seria solo una bella historia como muchas otras, chico pobre conoce a achica pobre… y la trama está servida, pero es el genio de Puccini el que lo transforma en una historia universal.
No es solo la belleza indescriptible de sus melodías la clave del gran éxito de La Bohème sino todo el hablar de lo que cualquier generación de cualquier época comparte, es la representación metafórica de la juventud cuya alegría y despreocupación no se ha apagado todavía por las asperezas de una madurez más realista, el logro de Puccini es conseguir que cualquier oyente se vea reflejado en las ilusiones, los sueños y las esperanzas de ese grupo de bohemios. ¿Quién no conoce la emoción del primer beso, la desilusión de un encuentro perdido, el ardor de los celos, la esperanza, la nostalgia, la pérdida?
El poeta, el pintor, el estudiante de filosofía, el músico divertido y bullicioso que sacrifican la vida al arte con los bolsillos vacíos, somos o hemos sido alguna vez todos nosotros. Como también somos nosotros, de vez en cuando, la descarada Musetta, amable y generosa o la Mimí ingenua, frágil y un tanto ñoña.
Fue un parto largo y sufrido de tres años. La Santísima Trinidad, que es como, en tono de burla, llamaba el editor Ricardi al trio formado por Puccini y los libretistas Luigi Illica y Giuseppe Giacosa, trabajó duramente poniendo a prueba la paciencia de todos, incluida la del propio Ricardi, en el libreto de La Bohème, basado en “Scènes de la vie de Bohème» de Henri Murger. Fue su primera colaboración juntos, después vendrían también Tosca y Madama Butterfly, esta trilogía será el mejor trabajo de Puccini.
Resulta difícil encasillar a La Bohème en una corriente musical exacta. Se ha querido ver como una ópera verista, como la última ópera romántica, como impresionista. Para algunos no es ninguna de esas y a la vez todas.
El lenguaje musical de La Bohème se desliza suavemente. Huyendo de rupturas violentas, así el canto se transforma casi en un hablado con música, que resulta una mezcla de sentimentalismos, erotismo y nostalgia, en una perfecta economía. Unido por los numerosos motivos recurrentes que crean o recuerdan una atmósfera al definir un personaje o una situación. Es precisamente este uso del leitmotiv el que asegura la homogeneidad del conjunto y mantiene la unidad narrativa de la ópera.
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