Estudiar historia no sólo sirve para tener cultura general, también nos ayuda a entender cómo funciona la sociedad y nos impulsa a buscar un mundo más justo.
Historia no suele ser un curso que genere anticuerpos entre los estudiantes. El objetivo de esta asignatura se puede resumir de manera muy simple: conocer de dónde venimos para entender hacia dónde vamos. Esto ayuda a los estudiantes a comprender mejor su realidad y cómo funciona la sociedad.
Margarita Luna, coordinadora de Ciencias Sociales de la Dirección de Educación Secundaria del Ministerio de Educación en Perú, explica que el estudiar la historia te da la posibilidad de formarte éticamente ya que te brinda la oportunidad de darte cuenta sobre las realidades del mundo en diferentes tiempos y espacios. Asimismo, te empuja a crear un mundo más justo y equitativo, una sociedad donde los derechos humanos se respeten y promuevan para todos.
“La historia nos permite no solo conocer hechos, fechas y personajes, sino también nos permite crear conciencia histórica en nuestros estudiantes, además de desarrollar su sentido crítico y capacidad de participación. El conocimiento de nuestra historia no solo cambia la vida de las persona, sino que a través de ellas, cambia el curso de un país”, dice.
Algunos estudiantes piensan que la historia es aburrida, por ello los docentes tienen que utilizar diversas estrategias y toda su creatividad para que los estudiantes se motiven y logren aprendizajes significativos. “Por ejemplo el uso de las líneas de tiempo y frisos cronológicos permite desarrollar la noción de simultaneidad, la proyección de videos es otro medio para “ver” los hechos históricos de una forma cercana y complementar lo que se ha estado trabajando en la clase, el análisis de diversas fuentes, y las visitas de campo son ejemplos de cómo el docente puede acercar la historia a los estudiantes, haciéndola amena e interesante”, puntualiza la especialista.
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