El Ser y YO

 

 

Cuando accidentalmente muerdes tu lengua, es muy difícil considerar “el dolor” como algo positivo. Lo mismo ocurre con la típica ampolla en el dedo gordo del pie; nadie de nosotros quiere un pie que molesta al caminar.

 

Pero, imagina que no tuvieras nunca ningún dolor. ¿Cuántas veces no hubieras masticado pedazos de tu lengua sin darte cuentas, o quemado tu espalda con el agua caliente de la ducha? El dolor físico funciona como un maravilloso sistema de alarma que previene posteriores daños. Nos dice: “Más te vale dejar lo que estás haciendo.”

 

El dolor emocional nos envía mensajes similares como: “¡Más te vale pensar en otra cosa!”

 

Es normal que de pronto te sientas enojado, celoso o resentido, por un rato. Pero si esos sentimientos permanecen, el mensaje podría ser:

“No intentes controlar a los demás.”

“No esperes que los demás para sentirte feliz.”

Si continuamos pensando las mismas cosas negativas una y otra vez, no dejaremos de sentir el mismo dolor.

 

(Y luego nos decimos: “Pero es que tengo razón”. Desafortunadamente, “tener la razón” no nos ayuda a sentirnos mejor.)

Una ampolla en el pie es la señal para cambiar los zapatos. Con un dolor emocional, que se siente como una ampolla en el cerebro, la señal sería cambiar tu manera de pensar.

 

EN DOS PALABRAS

 

Ya se trate de dolor físico o emocional, si seguimos haciendo lo mismo, seguiremos lastimándonos.

 

seryhuamano.com / Andrew Matthews