Ser Saludable

Desde siempre, y ahora con más auge, el trío dinámico de salud, alimentación y ejercicio físico se ha discutido, ampliado, analizado, explicado, de muchas maneras para resaltar la necesidad de implementarlas en nuestra vida y eliminar el sedentarismo y diversas enfermedades que traerán sociedades menos longevas.

Sin embargo, ¡¡se han preguntado si existe alguna raíz biológica que resuma todo o es alguna fórmula mágica donde comes bien, haces ejercicio y listo…estás sano!!

Pues, existen algunos expositores de este trío dinámico que mencionan una palabra mágica, que da respuesta a la pregunta formulada anteriormente y es la “mitocondria”. Tratar adecuadamente a esa señora nos dará vitalidad y será ella la responsable de que podamos ver cambios, positivos o negativos según tu decisión, al pasar el tiempo en nuestro cuerpo.

La mitocondria es un organelo celular, es decir, una parte que conforma las células de nuestro cuerpo y como expresan Sánchez y Arboleda (2008) se encarga de “de suministrar la mayor parte de la energía necesaria para la actividad celular, sintetizan ATP a expensas de glucosa, ácidos grasos y aminoácidos”.

Es así, como esta estructura que mide entre 0,5 y 10 micrómetros es el eslabón perdido de una cadena de eventos químicos, que nos permitirán entender por qué es necesario hacer ejercicio realmente y por qué, una alimentación rica en minerales, vitaminas y aminoácidos son la fórmula perfecta para que todo salga bien.

La mitocondria tiene múltiples funciones metabólicas, es decir, múltiples funciones relacionadas a reacciones químicas necesarias para el funcionamiento de nuestro cuerpo y es responsable de acciones tan sencillas como hablar, respirar, estornudar, pestañear, ya que genera energía para que los músculos se contraigan y relajen, dicho de otro modo, se muevan.

Esta energía a nivel celular se llama ATP (adensin trifosfato), y es la moneda energética por excelencia en nuestro cuerpo y el de cualquier individuo que tenga células, por lo tanto, el ejercicio físico que hagamos necesitará del ATP para poder ejecutarse (más allá del ímpetu mental que puedas tener) y por deducción se necesitarán mitocondrias en buen funcionamiento para generar esa energía.

Si te fijas es una cadena que hacemos inconscientemente y podríamos empezarla entendiendo que para seguir viviendo debemos respirar, es decir, incorporar oxígeno a nuestro sistema; dicho oxígeno lo utilizan las células para completar procesos internos entre ellos la producción de ATP, al generarla los músculos pueden trabajar y hacer la acción que pensaste y que el sistema nervioso indicó a tus células. En ese dinamismo también se producen desechos metabólicos como por ejemplo el dióxido de carbono que liberamos igualmente, a través de la respiración. Y así sucesivamente.

Al incorporar ejercicio a las rutinas diarias, por lo menos 30 minutos diarios, las células tendrán más material para trabajar y tendrán que recurrir a la duplicación del número de mitocondrias para cumplir con los requerimientos del sistema. Solo en este momento es cuando notarás que resistes más al ejercicio, te cansas menos y puedes aumentar más el tiempo de actividad física.

A todo esto debemos añadir que las células no solo trabajan con el oxígeno, sino que además, necesitan de minerales, vitaminas, nutrientes en general que activan igualmente las diferentes reacciones químicas, es decir, el metabolismo celular.

Ese aspecto pequeño es el que va de la mano de la alimentación, puesto que incorporar a tu dieta diaria, productos vegetales y animales poco procesados por el hombre le brinda al sistema la suficiente materia prima para, unido al oxigeno, seguir formando ATP.

Si la dieta que eliges a diario es rica en grasas saturadas, alimentos procesados como harinas, azúcares, etc., tu cuerpo seguirá funcionando evidentemente, pero la materia prima en este caso no es de calidad y la consecuencia, aparte de la acumulación de grasa corporal, daños en el funcionamiento hormonal, digestivo, entre otras, será la generación de radicales libres, o mejor dicho, será la generación de moléculas incompletas que irán degenerando las células que aceleran el proceso de envejecimiento.

Evidentemente, las mitocondrias son el eslabón necesario para que, más allá del físico y la aceptación social, se entienda que hacer ejercicio y tener una alimentación balanceada, sí es necesario para tener salud – “salud celular”-; una depende de la otra; no es una moda, no es algo creado por el hombre, es funcionamiento básico de tu propio cuerpo. Todo lo demás si es creado por el hombre y ese es otro tema.

Estos organelos celulares no solo son capaces de transportarse, fusionarse o dividirse dentro de la célula, sino que, como afirma Espino (2018): “se consideran no una unidad sino una red en constante remodelación mediante diversos procesos que responden a los requerimientos de la célula”.

Con todo esto, es claro que, si deseas tener más resistencia, envejecer lentamente, controlar el funcionamiento hormonal, mantener tu peso, entre otras, debes cuidar tus mitocondrias y velar por darles materia prima de calidad y mucho trabajo.

seryhumano.com / Nube Mancilla*

*Profesora de Biología