
La barrera hematoencefálica constituye un mecanismo de protección esencial del cerebro. Evita, primordialmente, que los agentes patógenos o tóxicos de la sangre se filtren a través del tejido cerebral. Pero, por otro lado, supone un muro infranqueable para muchos medicamentos que podrían ayudar a tratar enfermedades neurológicas. Con el fin de realizar mejores pronósticos acerca de qué sustancias activas logran alcanzar el cerebro, el equipo dirigido por Choi-Fong Cho, de la Escuela de Medicina de Harvard, ha construido un modelo que sigue los principios de la barrera hematoencefálica.
En los organismos vivos, las células endoteliales de los vasos sanguíneos se hallan impermeabilizadas mediante el cierre que configuran los estrechos contactos celulares. En el modelo de Cho, los esferoides (aglomeraciones esféricas de células endoteliales, astrocitos y pericitos que se obtienen de simples cultivos celulares) desempeñan el papel de las paredes de los vasos sanguíneos. En condiciones determinadas, estos esferoides se agrupan automáticamente y forman barreras hematoencefálicas. También se asemejan en la permeabilidad bioquímica, puesto que en el interior de los esferoides se acumulan sobre todo aquellas sustancias conocidas que pasan sin problemas de la sangre al cerebro.
En comparación con otros modelos, los esferoides facilitan una mejor predicción sobre la capacidad de una sustancia para atravesar la barrera hematoencefálica. Los investigadores esperan que su modelo ayude a encontrar procedimientos para abrir de manera intencionada la barrera hematoencefálica.
seryhumano.com / Dr. Juan Kiklikian*
Neurocirujano / Neuroendoscopista
Con información de Nature Communications