Qué talentos nos ha dado el Señor? Seguramente más de los que en principio podríamos pensar. En la vida cotidiana, llena de prisas, urgencias, rutinas y condiciones, estos talentos se van ocultando poco a poco hasta desaparecer. ¿Por qué desaparecen estos talentos?
Quizás por el aburrimiento de una vida sin sentido. Quizás porque nos sentimos incapaces de hacer algo que merezca el esfuerzo. Quizás porque tenemos miedo a mostrarlos ante los demás. La sociedad suele sentirse atacada cuando mostramos nuestros talentos ya que evidenciamos que es deshumanizadora y esclavizante. Nos rechaza con una mezcla de envidia y odio visceral.
En la catequesis, el Papa Francisco nos habla de estos talentos:
Queridos jóvenes, ¿han pensado en los talentos que Dios les ha dado? ¿Han pensado cómo ponerlos al servicio de los demás? ¡No entierren estos talentos! La vida no se tiene para guardarla para uno mismo, se tiene para entregarla. (Papa Francisco, Catequesis 24-4-2013)
Aunque el Papa habla a los jóvenes, es igual para todos nosotros. La edad no condiciona los talentos y nuestra capacidad de dar testimonio de ellos. Un fragmento de otra catequesis papal, en este caso de Benedicto XVI:
Los talentos (antiguas monedas romanas), no sólo representan las cualidades naturales, sino también las riquezas que el Señor Jesús nos ha dejado en herencia para que las hagamos fructificar. La actitud equivocada es la del miedo: el siervo que tiene miedo de su señor y de su regreso, esconde la moneda bajo tierra y deja de producir frutos.
Esto le sucede, por ejemplo, a quien habiendo recibido el Bautismo, la Comunión, la Confirmación, entierra después los dones bajo una capa de prejuicios, bajo una falsa imagen de Dios que paraliza la fe y las obras, traicionando las expectativas del Señor.
Pero la parábola da más importancia a los buenos frutos de los discípulos que, felices por el don recibido, no los han escondido con temor y celos, sino que los han hecho fructificar, compartiéndolos.
¡Sí, lo que Cristo nos ha dado se multiplica dándolo! Es un tesoro hecho para ser gastado, invertido, compartido con los demás, como nos enseña ese gran administrador de los talentos de Jesús, el apóstol Pablo. (Benedicto XVI. Catequesis 16-11-2008)
La gran pregunta es ¿Cómo vencer el miedo? Lo primero es desear vencerlo y confiar en que el Señor nos ayude a ello. Después necesitamos orar para que el Señor no llene con la fortaleza y sabiduría necesarias para ir dando pasos adelante.
Lo maravilloso de sacar nuestros talentos y compartirlos, es que no los perdemos. Todo lo contrario, aumentan, se multiplican. Gracias a los talentos, los cristianos podemos seguir adelante aunque nos traten como apestados.
Pongámonos nosotros mismos y nuestros talentos en manos de Dios para conseguir que la Verdad se evidencie y podamos construir el Reino a partir de Ella.
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Fuente: religionenlibertad.com