“Es una obra que, además de estar cargada de suspenso de principio a fin, también viene cargada de grandes sorpresas y revelaciones en medio de un drama humano y conmovedor.” Alejandro Hidalgo
No acostumbro ir a ver mucho cine venezolano, pero quedé encantado con “La Casa Del Fin De Los Tiempos”, una película dirigida por el novel Alejandro Hidalgo, quien apuesta por una pieza que combina buen drama y buen suspenso, con algunos rasgos de terror.
La cinta está estelarizada por Ruddy Rodríguez, quien interpreta a Dulce, una ama de casa humilde, que habita en una vivienda vieja, junto a su esposo y sus dos hijos. Lo que esta familia no sabe es que este hogar tiene una historia que parece estarlos espantando y la trama desata en lo que pronto se convertirá en una horrenda pesadilla, la cual hace que a Dulce la lleven a la cárcel por haber asesinado a su familia.
Pasan treinta años y Dulce es puesta en libertad, en una especie de arresto domiciliario, de vuelta a esa vieja casa. Al rato, recibe la visita de un cura (Guillermo García), quien se toma la tarea de ayudar a la desdichada mujer a buscar la verdad que se esconde en las paredes de la casa.
El relato se desenvuelve muy bien, de manera más o menos circular, el cual nos lleva a una conclusión bastante inesperada y, si el espectador no está pendiente en cada momento, se puede llegar a confundir. Sin embargo, es difícil de contar como terminará todo sin arruinar la trama.
Lo interesante de la opera prima de Hidalgo es la manera de cómo cuenta su historia (la cual él también escribió) y mantiene a la audiencia en constante suspenso.
El equipo de producción es de primera, en especial la fotografía de Cezary Jaworski y el maquillaje de Alex Matthews (“El Secreto De Sus Ojos”) y la música de Yoncarlos Medina que, a pesar no tener un tema central discernible, funciona dentro de los confines de la película.
En resumen, el cine venezolano ha creado una muy buena pieza que nos hace sentir en vigilia, en la misma medida que nos hace partícipe de la búsqueda de Dulce con un conmovedor final. Muy recomendable.
seryhumano.com / Luis Miguel Ramos