“Un día negro para Bélgica” ha dicho el primer ministro Charles Michel que confirmaba un triple atentado coordinado en Bruselas.
Una doble explosión en el aeropuerto internacional de Zaventem, en Bruselas, ha causado al menos 14 muertos y un centenar de heridos en torno a las 7:30 de la mañana.
Poco después se ha producido otra explosión en la estación de metro de Maelbeek, muy cerca de las instituciones europeas, en la que han muerto al menos 20 personas y unas 130 han resultado heridas.
El número de heridos de ambos atentados continúa en aumento.
La Fiscalía confirma que se trata de atentados terroristas. El grupo Estado Islámico reivindica los atentados según una agencia de información próxima al entorno islamista.
Bélgica ha elevado al máximo su nivel de alerta terrorista. Los transportes han reabierto al público durante la tarde aunque con medidas de seguridad reforzadas. Salvo el aeropuerto de Bruselas, donde se anularon 500 vuelos
Francia, Holanda, Alemania y E.E.U.U han reforzado la seguridad.
Bélgica se encontraba en el punto de mira desde los atentados de Paris
Bélgica se situó en el centro de la investigación inmediatamente después de los atentados del 13 de noviembre en París. Horas después, en la frontera franco-belga se reforzaron los controles, pero el presunto cerebro logístico de los ataques que causaron 130 muertos, Salah Abdeslam, consiguió pese a todo volver a Bélgica. La policía francesa le detuvo en un control en Cambrai, pero al no estar fichado, pudo proseguir su camino.
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