Es frecuente encontrarse a diario con personas que sólo transmiten su inconformismo ante su vida. No te conviertas en una de ellas. Si bien son muchas las razones por las que podrías estar poco conforme con tu propia vida, recuerda que sólo se vive una vez.
Muchas veces sucede que nuestra ambición es bastante pasiva, esto quiere decir que nuestras esperanzas son también pasivas, es poco lo que hacemos realmente por modificar lo que podemos modificar para lograr nuestros objetivos, o en el mejor de los casos, dichos objetivos están mal planteados o no son nada realistas.
El inconformismo es un «mal» que nos aqueja a todos. El inconformismo es innato en muchas personas y en otras tantas acaba siendo una obsesión. Por mucho que la vida nos dé, siempre estamos dispuestos a pedirle más. Y, así, el inconformismo se convierte en ambición y, como todos sabemos, la ambición rompe el saco.
Bajo mi punto de vista, una dosis adecuada de ambición en la personalidad de cada uno es necesaria y hasta positiva, porque es la que nos hace levantarnos todos los días de la cama y salir de casa con la intención de que el presente día sea mejor que el anterior. La ambición bien proporcionada es la que permite que los sueños se cumplan, la ambición desmedida y desproporcionada es la que nos mete en problemas y nos produce insatisfacción crónica.
Es irónico, pero parece que cuanto menos tienes, más feliz eres. Y esta no es la típica frase moralista que parece sacada de una película de Disney. No, es simplemente una comprobación empírica. Para que me creas, simplemente date una vuelta por la calle. Verás que entre la multitud de gente que se te pueda cruzar al menos una irá con una sonrisa y seguramente que si preguntamos a esa persona por su vida lo que nos cuente no tendrá nada que ver con la nuestra.
Pero, como bien he dicho al principio, muchos convierten este estímulo en una obsesión y ya sólo viven para ser MÁS que los otros, ganar MÁS dinero, tener MÁS cosas, etc. Quizá, lo que estas personas no sepan es que en esta vida menos es MÁS.
Pon en práctica estos consejos y aprende a ver las cosas con optimismo sin sentirte bloqueado cada vez que algo no salga tal como lo esperabas.
Pasos
Vive el presente. Valora y enfócate en el presente en vez de estar pensando en aquello que ocurrió en el pasado o ansioso por lo que pueda suceder en el futuro. Ocupándote de tu realidad actual no tendrás tiempo para dedicarle a las quejas por lo que no fue o por lo que no llega.
Plantéate metas alcanzables. Uno de los principales problemas del ser humano está relacionado con la imposibilidad de alcanzar las metas planteadas. Sin embargo, ello no siempre tiene que ver con una incapacidad para hacerlo. Con frecuencia suele ser cuestión de no formular los objetivos correctamente. Para no equivocarte, procura que tu meta sea específica (concreta), medible y pueda ser cumplida en tiempos definidos.
Aprende a valorar lo que tienes. Suele ocurrir que se valora poco lo que realmente vale y que se le otorga más valor a cosas sin sentido. A menudo, está tan naturalizado lo que es realmente importante que no logramos otorgarle el valor que se merece. Por ello, piensa qué es importante e imprescindible en tu vida y qué sucedería si no lo tuvieses. De esta manera podrás disfrutar de lo “presente” en vez de añorar lo “ausente”.
Logra que el inconformismo sea un motor para el cambio. El inconformismo no tiene por qué ser exclusivamente negativo. Este sentimiento puede despertar inquietudes, querer saber más, obtener mayores logros. Por ello, cada vez que no estés conforme no te quedes en la queja y saca provecho de ese grado de curiosidad. Te aportará la vitalidad necesaria para explorar, interrogarte y desear cambiar.
Procura tener buena voluntad. La buena voluntad es el motor del cambio, es querer, es desear mejorar el pasado, el presente y el futuro. Adopta una actitud “abierta”, perseverante, flexible. Espera un poco menos y quiere un poco más.
Genera tu propia motivación. Comienza por hacer algo al respecto: levántate, muévete, inicia tareas menores. Poco a poco te sentirás motivado para continuar con metas más grandes. Sólo es una cuestión de decisión. ¡Anímate!
seryhumano.com / Andrés Manuel Landaeta