¿Abrirías tu puerta a cualquiera? Las empresas tampoco, y por ello son tan exigentes a la hora de contratar. Detrás de las largas selecciones de personal se encuentran personas que deben decidir si entras en sus vidas o no. Un trabajo es algo más que un lugar donde se cobra por estar unas horas, es una necesidad que cubrir dentro de un ambiente social. Por ello, es esencial que tu currículum deje un recuerdo agradable en aquellos que van a
decidir quién ocupará el cargo.
Un currículum es un documento que dice quién eres, qué quieres y qué sabes hacer. Es tu tarjeta de presentación. Si estas buscando trabajo, la llave maestra que abre todas las puertas es un buen currículum. No existe una manera buena o mala de escribir un currículum, pero si una serie de claves que te ayudarán a diferenciarte de la muchedumbre.
- Currículum o Resumen: la diferencia es muy sencilla, en ambos vas a decir lo mismo pero el currículum es más técnico y serio. Dependiendo del tipo de trabajo debes presentar un formato u otro. Lo general es que el currículum más puro se utilice en los procesos de selección académicos, donde se miden los méritos para optar a un puesto.
- Sonríe: Adjunta una buena foto donde salgas risueño o sonriente. Si caes bien tienes un punto. Probablemente la persona que te elija va a pasar muchas horas contigo – excepto en las grandes compañías donde existen departamentos de recursos humanos- así que lo más probable es que elijan a alguien que les resulte agradable. La primera impresión cuenta y la da tu foto. Una imagen sonriente genera mucha más confianza.
- Resume: Di quien eres en unas pocas frases. Si no necesitas utilizar un currículum estándar, puedes hacer un resumen de unas cuantas líneas, donde digas quién eres y qué aportas. Poner este resumen en la mitad superior de la primera página te ayudará a fijar la atención del seleccionador. Cuando no exista esta opción, siempre puedes añadir una cover letter que ejerza la misma función.
¿Qué pongo en el currículum? Existen una serie de campos que no debes olvidar incluir. La estructura habitual suele ser:
- Datos Personales actualizados
- Educación y calificaciones, sobre todo las menciones universitarias.
- Experiencia laboral, sino tienes puedes decir que no tienes experiencia profesional pero si personal, y que la profesionalidad aspiras a lograrla en tu nuevo trabajo.
- Competencias: probablemente sepas hacer muchas cosas, pero no es necesario que las cites todas, únicamente aquellas que se necesiten para el puesto de trabajo.
- Intereses: debes prestar atención a este apartado, describe tus iniciativas y en que podrías mejorar lo que ya se hace. No se trata de describir intereses pasivos como ver la TV o ir al cine.
- Currículum claro, sencillo y rápido de leer. La presentación es esencial. Puedes utilizar una plantilla –el propio editor de texto de Microsoft tiene una – o bien personalizar tu propia plantilla. La idea es que muestres tu capacidad de resumir limpiamente quien eres en unas pocas páginas. No te olvides de corregir las faltas de ortografía.
- Di la verdad, solo la verdad y nada más que la verdad. De poco te valer decir que sabes hacer cosas que no sabes hacer. Se pilla antes a un mentiroso que a un cojo. Una solución es averiguar qué es lo que piden y comenzar a formarte en ello, de este modo puedes incluir una habilidad que todavía no tienes sin faltar a la verdad.
- Recomendaciones. Siempre que sea posible, pon referencias. Van a preguntar por ti seguro, así que asegúrate de que la persona que va a hablar de ti lo va a hacer bien.
- Un puesto, un currículo. Cada puesto de trabajo es único y tu currículo debe estar hecho a medida para él. Personalmente me parece un poco extremo tener que reescribir el CV cada vez, así que un recurso puede ser tener una serie de modelos de acuerdo a los empleos que puedas optar, e ir adaptándolos según se tercie la situación. Y recuerda actualizarlo a menudo.
¿Crees que así podrás acceder a ese trabajo que tanto anhelas? Seguro que sí.
seryhumano.com / Carmen Gilgas
Fuente: webonomia.com