Luego de la sorpresa que el Sumo Pontífice le dio a Stefano Cabizza, un joven de 19 años que le había dejado una carta en Castel Gandolfo –la residencia veraniega de los papas, por donde Francisco pasó el último 15 de agosto para la misa de la Asunción-, llamándolo por teléfono, muchos fieles deberían estar preparados para la eventualidad de que el Santo Padre los distinga con una comunicación personal.
En realidad, ya ha hecho varios de estos llamados sorpresa: al quiosquero que le proveía los diarios en Buenos Aires, para cancelar su cuenta; a los fieles reunidos en vigilia en la catedral; a amigos en el día de sus cumpleaños; al gobernador de una provincia inundada; a sacerdotes para interiorizarse por su salud; a un italiano que perdió a su hermano en un hecho criminal y que le escribió para comunicándole su pérdida de fe, etcétera.
Muchos creyeron que se trataba de una broma. Stefano también, al comienzo de la conversación.
Aquí algunos consejos en caso de que te suceda:
1. Aunque el Santo Padre proponga el tuteo, agradézcanle pero manténganse en el clásico “usted”. Eviten ir más allá: llamarlo Fran o Paco es inoportuno; exclamar ¡Su Santidad! es una obviedad; caer en apelativos complicados y/o académicos -”Sumo”, “Magnífico”, Mega-galáctico”- es grotesco.
2. No tengan miedo de ser normales: la ligereza es un don. Si el papa Francisco quisiera enojarse, hubiera llamado a un ministro.
3. No le hable de los problemas recientes en el Vaticano: él no tiene la culpa y, ciertamente, ya ocupan muchos de sus pensamientos. Si la charla derivase a los animales, prohibido hablar de “cuervos”.
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Fuente: veritasmedios.org