El “Cubo de Rubik”, un rompecabezas mecánico inventado por el escultor y profesor de arquitectura húngaro Ernö Rubik, cumple 40 años. Cuatro décadas han pasado ya desde que Ideal Toy Corporation exportó desde Hungría al resto del mundo el primer ejemplar de este increíble juguete, que con el tiempo se convertiría en todo un clásico. Es muy difícil encontrar a alguien que alguna vez no haya intentado -llamativamente, casi siempre sin éxito- resolverlo.
El “Cubo de Rubik” o “Cubo mágico” es un rompecabezas mecánico tridimensional inventado en 1974. El autor llamó a este primer prototipo funcional “Magic Cube”, y se considera esta como la fecha de nacimiento oficial del maquiavélico artefacto. En 1975, Rubik registró su invento en la oficina de patentes de Hungría como «Cubo Mágico«, y comenzó a ser producido en masa por “Politechnika”, una empresa fabricante de juguetes de ese país. Transcurrieron dos años hasta que por fin, en 1977, los primeros ejemplares del cubo de Rubik comenzaran a llegar a las jugueterías de Budapest, y desde allí, comenzó a conquistar el mundo.
Básicamente, el artefacto concebido por Rubik es un cubo cuyas 6 caras -compuesta por 9 cubos más pequeños- cada una de un color diferente, pueden ser giradas gracias a un ingenioso mecanismo interno. El objetivo es, lógicamente, colocar los pequeños cubos de forma que cada una de las caras sea de un solo color. Se han realizado innumerables estudios matemáticos para determinar la cantidad de combinaciones posibles que puede adoptar el Cubo de Rubik, siendo el número más aceptado 43.252.003.274.489.856.000,
es decir, cuarenta y tres trillones doscientos cincuenta y dos mil tres billones doscientos setenta y cuatro mil cuatrocientos ochenta y nueve millones ochocientas cincuenta y seis mil permutaciones. Un número semejante de permutaciones posibles podría hacernos pensar que resolver semejante rompecabezas es una tarea imposible o que demandaría un tiempo enorme. Sin embargo, una persona lo suficientemente entrenada puede lograrlo en poco más de 10 segundos. El secreto consiste en aplicar algunos de los algoritmos existentes para evitar realizar miles de giros innecesarios.
Existen varios algoritmos para resolver el cubo. Tomas Rokicki presentó en 2008 el llamado “Algoritmo de Dios” para resolverlo, a partir de cualquier posición inicial, en solo 23 movimientos. Por supuesto, Rokicki utilizó para llegar a este sistema un superordenador. Otro método muy difundido es el “método Fridrich”, desarrollado por la experta en teoría de la información y sistemas digitales de imágenes de la Binghamton University Jessica Fridrich, considerado uno de los más rápidos, eficientes y elegantes que existen. En el vídeo podemos ver a Jessica resolver el cubo de Rubik tradicional en solo 10.56 segundos y sin despeinarse.
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Se estima que se han vendido más de 350 millones de cubos de Rubik -imitaciones de baja calidad incluidas- en todo el mundo. Actualmente existen versiones de hasta 7x7x7 cubos (desarrolladas por VCube) y se ha demostrado que es mecánicamente posible diseñarlos de hasta 11x11x11 piezas. En las dimensiones más altas, el rompecabezas deja de ser un cubo para convertirse en algo parecido a una esfera, y su resolución debe ser una autentica pesadilla. Actualmente, Erno Rubik disfruta de su jubilación en Hungría, pero su estudio sigue diseñando juegos gracias a la colaboración de jóvenes diseñadores húngaros y de otros países, por lo que no sería extraño que un día de estos nos sorprenda con algún rompecabezas nuevo. Mientras eso ocurre, podríamos ir al cajón de los juguetes y recuperar nuestro viejo Cubo de Rubik e intentar nuevamente resolverlo.
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Fuente: neoteo.com