¿Cómo miro la vida hoy? Creo que un poco diferente a la de ayer. El tiempo y las experiencias vividas cambian por completo nuestros pensamientos y hasta la vida misma.
Como dice el poeta se hace camino al andar, claro aunque los poetas piensan y dicen muchas cosas raras, o tal vez no raras sino muy profundas para seres pensantes tan comunes como nosotros, pero lo cierto es que siempre por cualquier razón o circunstancia, la mayoría de nosotros preferimos el camino ya hecho, el camino trillado.
Lo que casi siempre pedimos, buscamos o deseamos es un camino fácil donde podamos peregrinar con comodidad, sin obstáculos y hasta sin caernos, así el esfuerzo de tener que hacer un camino, cede ante la comodidad de uno ya hecho, esto nos lleva a la reflexión, la creatividad sucumbe ante la rutina.
Estas cosas suelen sucedernos, nos da temor lo desconocido, siempre buscamos por encima de todo la seguridad y felicidad en todo lo que hacemos. Lo ideal sería que al nacer viniéramos con un seguro contra todo riesgo. Creo que el hecho de no ser así nos hace optar por una vida ordenada, sin sobresalto, rutinaria, siempre lo mismo.
En la vida cometemos errores, creo que es muy cierto lo que dice mi esposa, se cometen, con el único objetivo de buscar la felicidad o lo que piensas en esos momentos que es la felicidad, no importa lo que pase… no desmayes, sigue adelante.
La vida es un desafío constante pero vale la pena aceptarlo, sabemos que no podemos cambiar el mundo, ni quitar todo el dolor de la planeta, tampoco tener resueltos todos nuestros problemas, pero si podemos mirar la vida con ojos de amor.
Nacemos y crecemos en donde todas las semanas son de cinco días y «fin de semana», todos los años, once meses de trabajo y uno de vacaciones y si es posible disfrutamos de «Semana Santa«, «Carnaval» y «Navidad«, además de alguno que otro puente. He comparado el año vivido como si trabajara en una tienda colocando latas, una sobre otra, y el final del año son como las últimas latas puestas, que el 31 de diciembre se desploman todas y en enero volvemos a emprender de nuevo la misma faena; así vivimos tan ocupados en hacer lo que hay que hacer, sin cuestionarnos si es lo que en verdad debemos hacer.
Y sobre todo, sin tiempo para hacer lo que nos gustaría de verdad realizar. Nos limitamos a malvivir, sin coraje para lanzar por la borda aquello que no queremos ni nos hace felices, sin coraje para empezar a vivir en libertad, con imaginación, con audacia, dispuesto a no dejarnos arrebatar la iniciativa de nuestra vida.
Nuestras faltas de hoy también son las alegrías de mañana. Las personas se van, los amores se pierden en el tiempo, los problemas se solucionan, hasta el mismo sol se va cada noche para renacer al día siguiente… no podemos quedarnos en medio del camino porque allá algo nos espera.
Una cosa si es clara…
“La vida siempre nos pide superar las pruebas que nos pone y cada uno debe elegir el modo mejor como afrontar los obstáculos encontrados en el camino”.
Hasta la forma de malgastar la vida es un callejón sin salida; al parecer nos cuesta un poco organizarla y distribuir bien nuestro tiempo para lo más importante, como lo es nuestra familia; las obligaciones y el trabajo consumen una gran parte de ese tiempo, olvidándonos que nuestros seres queridos nos necesitan.
Muchas veces nos falta tiempo para nosotros mismos, para ejercer la auténtica libertad, para crear, hasta para soñar.
Debemos vivir, ser felices, hacerle bien a los demás, estar al lado de todos los que nos necesiten.
Siempre he pensado que no estamos solos, que hay un Dios Todopoderoso que todo lo puede y todo lo ve, que está en la sonrisa de mi esposa, en los ojos de mis hijos y en los besos, los abrazos y las caricias de mis nietos, que las nubes que vemos en el cielo es el polvo de los zapatos de Dios, que hoy y siempre nos bendice y nos dice que siempre está allí… Así miro la vida hoy. ¿Y tú?
seryhumano.com / Hugo Herci
Fuente: labitacoradelpsicologo.com