Del convento al altar. Cuando se conocieron Federica e Isabel eran monjas franciscanas y trabajaban juntas en un centro de desintoxicación. Surgió la amistad y se transformó en amor. Este miércoles se han casado por lo civil en el ayuntamiento de Pinerolo, cerca de Turín, en una ceremonia adelantada veinticuatro horas para evitar que la prensa, ávida de una noticia tan inusual, empanase el momento.
Las hermanas han tenido que renunciar a sus votos ante el Vaticano, pero aseguran que no reniegan de su fe ni abandonan la Iglesia. “Dios quiere que la gente sea feliz, que vivan su amor a plena luz”, dijo Isabel al diario italiano La Stampa. “Pedimos a la iglesia que abra sus puertas a todo aquel que ama a otro”, añadía su ya esposa Federica.
No son las únicas entre quienes abandonaron el clero que piensan así. Es por ello que también tendrán su particular “boda religiosa”. El exsacerdote Franco Barbero, suspendido de la Iglesia por sus opiniones poco ortodoxas sobre los homosexuales, celebrará una ceremonia para bendecir a la pareja.
«La que se celebró hoy fue una ceremonia simple pero muy sentida por la pareja. Decidieron anticipar el casamiento para evitar el clamor mediático y respetar la reserva. Y por otra parte en el municipio tampoco queremos publicidad», comentó a su vez el alcalde de Pinero, Luca Salvai: «fue una fiesta para ellas, estoy feliz de haberlas ayudado a cumplir ese deseo», destacó Salvai.
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