La batalla en Florida, un estado considerado absolutamente clave en estas elecciones y que muchos analistas consideran que puede decidir que de ahí puede salir quién será el próximo presidente de EEUU, ha sido absolutamente feroz. El candidato se ha alzado con la victoria en Florida con un 49,2% frente a al 47,7% de Hillary Clinton.
Trump se ha anotado los 29 delegados que concede este estado, y que pueden ser fundamentales para conseguir los 270 que son necesarios para conseguir las llaves de las Casa Blanca.
A pesar de que en Florida se encuentra la más importante comunidad latina de Estados Unidos, y a pesar de que los improperios racistas que el millonario ha soltado durante esta campaña electoral, el candidato republicano ha conseguido vencer en este estado clave. Tan clave que en los últimos días varios asesores de Hillary Clinton daban por sentado que si esta ganaba en Florida se convertiría en la 45 presidente de los Estados Unidos de América.
Florida ya fue un estado decisivo en el año 2000, cuando George W. Bush le ganó la carrera a presidente a Al Gore en Florida, por una diferencia de tan sólo 537 votos. Y en las elecciones de 2012, Barack Obama le quitó de entre las manos Florida a Mitt Romney por menos del 1% de los votos, unas 74.000 papeletas.
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