El coach especializado en actitud positiva, Reinaldo Hoffman comparte en su libro “Yo estoy bien… ¿Y tú?” consejos para superar la indecisión crónica que te pueden resultar muy útiles si eres una de esas personas que se autodefinen como indecisas.
Ten claras tus variables
Cuando el autor habla de variables, se refiere a toda una serie de elementos que componen tu autoconcepto. Sólo con conocerte a ti mismo, la mitad de tus decisiones se tomarán de forma automática y coherente con quién eres. De modo que asegúrate de tener muy claro quién eres, dónde estás y qué estás buscando, y esto simplificará enormemente tu proceso de toma de decisiones.
Gestiona el miedo
Tomar decisiones a menudo da miedo. Miedo a perder algo en el proceso, miedo al cambio, miedo al esfuerzo o incluso miedo al resultado. Párate y piensa: ¿a qué le tengo miedo? ¿Y qué es lo peor que podría pasar si mi miedo se hiciese realidad? ¿Cómo de probable es que suceda eso? Analiza tu miedo de forma objetiva y desdramatízalo porque, en la mayor parte de los casos, no será para tanto.
Practica en cosas pequeñas
El hábito de tomar decisiones no es diferente al resto de los hábitos. Se trata de empezar a hacerlo, poco a poco, y seguir haciéndolo, cada vez un poco más. Márcate el objetivo inicial de tomar 10 pequeñas decisiones cada día, de forma consciente. No importa si esas decisiones no tienen el resultado que querrías, y tampoco importa si son decisiones cotidianas y sin mayor trascendencia. Lo importante es que seas consciente de cada decisión que tomas para ir generando el hábito, poco a poco.
Aprende a creer en ti
Ten claro cuáles son tus fortalezas. A menudo necesitarás herramientas de las que no dispones y tendrás que hacer uso de lo que tienes, de tus recursos personales. Por esta razón, es tan importante que conozcas tus puntos fuertes. Si sabes muy bien cuáles son las herramientas de que dispones, podrás confiar mucho más en ti mismo ante cualquier decisión o adversidad.
Relativiza
A veces nos paralizamos ante las decisiones porque tenemos la sensación de que se trata de una decisión crucial y que hay que tener total seguridad sobre ella antes de tomarla. Cuando una decisión te paralice, pregúntate: ¿Esto importará dentro de 10 años? Si no sale que yo querría ¿podré solucionarlo? En la mayor parte de las situaciones, la decisión no es, ni de lejos, tan crucial como creías en un primer momento. Relájate y decide sin miedo.
¿Sabes cuántas veces te equivocarás tomando decisiones? Infinidad de veces… o ninguna vez, depende de cómo lo valores. Y ante las decisiones que verdaderamente importan, ten claro que lo peor que puedes hacer es no ser tú quien decida, pues entonces no tendrás ningún tipo de influencia sobre el resultado.
seryhumano.com / Sandra Burgos