La ley de la atracción no es una leyenda urbana; es una realidad. Por eso, saber manejar esta rama del mindfulness es esencial
¿Y si nuestros pensamientos influyesen de verdad sobre los acontecimientos? Este es el punto de partida del libro El Secreto* un éxito de ventas escrito por Rhonda Byrne en 2006 que demuestra el poder del pensamiento positivo y de la ley de la atracción. Luego hicieron un documental que vieron (y aclamaron) más de cinco millones de personas.
El libro parte de una premisa muy simple: cualquiera de nosotros puede tener, hacer o ser lo que quiera, gracias a la ley de la atracción y del pensamiento positivo. La autora Rhonda Byrne descifra El Secreto a través de los testimonios de varios filósofos, empresarios, médicos, escritores… y nos enseña a usarlo para que consigamos ver cumplidos todos nuestros sueños (en cuestión de amor, dinero, salud).
La autora mantiene que los personajes más famosos de la historia como Platón, Einstein o Bill Gates utilizaron El Secreto para alcanzar el éxito. Y aunque esta técnica “pueda no funcionar todo el tiempo”, lo importante es adoptar el pensamiento positivo como motor de nuestras vidas cotidianas.
La ley de la atracción. ¿En qué consiste?
El fenómeno de la ley de la atracción es simple: atraemos lo que pensamos. Según El Secreto, los “pensamientos son magnéticos y emiten una frecuencia”. Cuando pensamos, emitimos una señal que la autora denomina “El Universo” y esta señal atrae a los pensamientos similares que tienen la misma frecuencia.
Dicho de otra forma, nuestros pensamientos se hacen realidad: si pensamos que vamos a tener éxito, lo tendremos, y a la inversa: si creemos que vamos a fracasar, fracasaremos. Según John Assaraf, uno de los entrevistados en El Secreto, el problema surge porque “la mayoría de la gente piensa en lo que no quieren y se preguntan por qué solo consiguen eso”. Esta teoría sostiene que no existe ninguna limitación y que los seres humanos serían capaces de lograr todo lo que se propusieran simplemente usando la ley de atracción, ley que resulta infalible.
¿Cómo funciona la ley de la atracción?
El elemento más importante de la ley de la atracción es el pensamiento positivo. Es fundamental concentrarse en lo que queremos y no en lo que no queremos. De hecho, según la teoría que se plantea en El Secreto, el Universo, receptor de todos y cada uno de nuestros pensamientos, no tiene en cuenta la negación.
Dicho de otra forma: si piensas “no quiero llegar tarde”, lo que el Universo entiende es “quiero llegar tarde”, por lo que siempre hay que pensar de manera positiva (“Quiero ser puntual”). Por ejemplo, si pensamos en riqueza y en la abundancia, atraeremos al dinero. Por el contrario, si pensamos en deudas y en la pobreza, atraeremos la escasez. En temas de salud, el efecto placebo es un buen ejemplo de la ley de atracción. Y en la pareja ocurre lo mismo, si te concentras en lo que va bien en vez de señalar solo lo que no funciona, necesariamente reinará una mayor armonía en la pareja.
Hay que saber que existen unos “desencadenantes secretos” que ayudan a encontrar una dinámica positiva que permiten cambiar la frecuencia negativa que pudieras encontrarte y que ayudan a centrarse en lo positivo: recuerdos agradables, música favorita…
“Preguntar, creer y recibir”: las tres etapas de la ley de atracción
En una primera fase, hay que expresar con total claridad la petición de cada una, para que el universo pueda entender perfectamente tu deseo. Luego, tienes que actuar como si ya hubieras conseguido lo que pretendías para, a continuación, sentirte preparada para ver cumplida tu petición.
Si por ejemplo lo que buscas es tu alma gemela, es primordial asegurarte de que tu comportamiento está en consonancia con tu deseo. ¿Estás abierta a que entre alguien en tu vida? En la vida real, puedes dejar de dormir en medio de la cama y así dejarle “su lado” a una posible pareja o hacerle un hueco en tu vestidor para sus cosas… Si has pedido encontrar a tu media naranja, debes vivir como si ya estuviera a tu lado; de esta manera estarás lista para acogerla cuando se te presente delante de ti.
También puedes organizar tu jornada de la manera que te gustaría que transcurriese. En este mismo sentido y por la noche, sería muy bueno que recordases todo lo que has hecho ese día, y si hay cosas que no te han gustado, replantéatelas mentalmente por la noche de la manera que te hubiera gustado que pasasen.
¿Cuáles son los límites del pensamiento positivo?
En su libro, Rhonda Byrne es tajante: la ley de la atracción funciona sí o sí. Por lo tanto, si tu proyecto fracasa, es por tu culpa. ¿Entonces enfermamos por el hecho de no haber pensado lo suficiente que nuestra salud estaba en plena forma? ¿Tenemos que vivir en un mundo únicamente positivo sin pensar ni observar las desgracias ajenas por el riesgo que correríamos de que nos “contaminasen”? ¿Hay que dar la espalda al mundo? A veces, el Secreto parece reduccionista (“deja de ver las noticias negativas, cambia de tema cuando alguien te hable de su enfermedad, visualízate a ti misma recibiendo cheques por correo y verás cómo los recibirás…”) lo que le hace preguntarse a uno si no estarán tratando de introducirnos en una secta.
Pero si cogemos un poco de distancia y lo probamos, puede pasar que al final nos planteemos que tampoco puede ser tan malo usar el pensamiento positivo. Tal vez El Universo no sea como el genio de la lámpara del cuento, y no hará que se cumplan todos nuestros deseos (e incluso, ninguno), pero si nos lo creemos, seguro que la gente querrá disfrutar más de nuestra compañía y será más fácil que se cumplan nuestros planes. ¿Puede que al final el secreto sea creer en una mismo?
seryhumano.com