¿Nunca te has planteado por qué hay niños extrovertidos que se van con cualquier miembro de la familia y otros que lloran si desaparece la madre de su círculo de visión?
O ¿por qué hay miembros de una pareja que son más independientes y necesitan su espacio, mientras que otros prefieren hacer casi todo en compañía de su pareja?
Pues bien, además de otros factores como la genética, se debe al sistema de apego que se haya adquirido durante la infancia. Se considera un vínculo emocional que el niño desarrolla con sus padres o cuidadores.
Este apego será seguro o inseguro en base a la respuesta de los padres o cuidadores durante esa etapa. Si los padres están presentes, si le dan cariño, le refuerzan y motivan, los niños adquirirán un estilo de apego seguro.
Si, por el contrario, son padres que no suelen estar presentes, que no se comunican con el niño, que le gritan y/o no le prestan atención, que no le estimulan para que pueda hacer cosas por sí mismo, su sistema de apego será inseguro, bien ansioso o bien evitativo.
Lo fundamental para que un niño desarrolle un sistema de apego seguro, es que sus padres le proporcionen, ante todo, cariño y seguridad. Esto hará que el pequeño crezca sin miedos, considerándose una persona querida e importante que desarrollará una buena autoestima.
Por supuesto, el sistema de apego que se ha adquirido en la infancia, influye en la forma en la que nos relacionamos y en el tipo de pareja que escogemos y, por supuesto, en cómo interactuamos con ella.
Las personas con apego seguro suelen sentirse más cómodos con parejas con su mismo estilo de apego, aquél que no se siente incómodo con la relación, ni con un buen nivel de intimidad.
Tienen capacidad para resolver los conflictos con calma y empatía y no suelen sentirse atacados por su pareja cuando esta comete algún error y le ofende.
Su sistema de apego les ha convertido en personas lo suficientemente seguras como para saber que todo ser humano se compone de virtudes y defectos, que puede equivocarse y expresar algo de forma incorrecta y no interpretarlo como algo personal.
Por el contrario, las personas inseguras no actúan de esta forma.
Las evitativas se sienten incómodas con un nivel de intimidad alto. Necesitan su espacio constantemente y sí se toman los conflictos como algo personal, pasando a ver la peor parte de su pareja en cada discusión.
Las ansiosas, por su parte, tienen un alto nivel de dependencia hacia su pareja. Cada discusión supone un momento de miedo y dudas sobre si la relación se terminará o no. Suelen idealizar a la pareja puesto que, al sentirse seguras a su lado, se convierte en una figura de referencia para su bienestar emocional.
Ambos, el evitativo y el ansioso, son estilos de apego inseguros, que suelen emparejarse entre sí por infinidad de motivos, entre ellos porque, al ser las relaciones más complicadas para este tipo de personas, suelen estar solteros más tiempo.
Además, porque el sistema de apego de estas personas se activa al relacionarse con su opuesto y eso, muchas veces, tiende a confundirse con amor, cuando sólo es un sistema de apego activado, como le ocurre a un niño cuando su madre sale de la habitación en la que se encuentran.
Por otro lado, porque las personas seguras tienen más habilidades para que su relación de pareja funcione y, por tanto, están más tiempo emparejados.
El tema de los sistemas de apego es complejo y extenso, por lo que requiere tratarlo en posteriores artículos.
seryhumano.com / Amaya Marcos