Tras la misa con los obispos, sacerdotes, religiosos y seminaristas presentes en la JMJ, celebrada a las 9.00 de la mañana hora local en la catedral de Río de Janeiro, el Papa se trasladó, en medio de otro baño de multitudes, hasta el Teatro Municipal de la ciudad, donde estaba previsto un encuentro con la clase dirigente brasileña.
Allí, tras ser recibido a los sones del himno de la Jornada, comenzó explicando a los asistentes por qué no se dirigía a ellos en portugués: «Para poder expresar mejor lo que llevo en el corazón, prefiero hablar en español. Les pido la cortesía de disculparme».
Luego, Francisco esbozó todo un programa para promover «una visión integral de la persona humana»: «Esta visión del hombre y de la vida característica del pueblo brasileño ha recibido mucho de la savia del Evangelio a través de la Iglesia Católica: ante todo, la fe en Jesucristo, el amor de Dios y la fraternidad con el prójimo«.
Asimismo, resaltó el papel del cristianismo como revitalizador de «el pensamiento y la vida ante la frustración y el desencanto que invaden el corazón y se propagan por las calles«.
¿Cómo deben plasmar eso los «responsables de la formación de las nuevas generaciones, capaces en la economía y la política, y firmes en los valores éticos»? «El futuro», respondió, «nos exige una visión humanista de la economía y una política que logre cada vez más y mejor la participación de las personas, evite el elitismo y erradique la pobreza. Que a nadie le falte lo necesario y que se asegure a todos dignidad, fraternidad y solidaridad: éste es el camino a seguir».
El Papa defendió el papel de «las grandes tradiciones religiosas» como «fermento en la vida social y animación de la democracia»: «La convivencia pacífica entre las diferentes religiones se ve beneficiada por la laicidad del Estado, que, sin asumir como propia ninguna posición confesional, respeta y valora la presencia del factor religioso en la sociedad, favoreciendo sus expresiones concretas». Y pidió «un buen entendimiento entre las culturas y las religiones, la estima de unas por las otras sin opiniones previas gratuitas y en el respeto de los derechos de cada una».
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Fuente: religionenlibertad.com