por Linda Kiklikian

Que te conceda lo que tu corazón desea; que haga que se cumplan todos tus planes.
Salmos 20:4
Te bendigo Jesús nuestro porque te has manifestado en este quieto amanecer, te damos las gracias porque tienes planes perfectos para todos nosotros. Mil gracias porque realmente el Santo Espíritu de Dios está a nuestro favor y nos recuerda hoy nuestra gran comisión: «Mientras los seguidores estaban hablando de todo esto, Jesús se les apareció, y les dijo: —Que la paz esté con ustedes. Entonces ellos se asustaron y aterrorizaron pensando que estaban viendo a un fantasma, pero Jesús les dijo: —¿Por qué están tan asustados? ¿Por qué dudan de lo que ven? Miren mis pies y mis manos. ¡Soy yo! Tóquenme y vean que mi cuerpo está con vida. Los fantasmas no tienen cuerpo. Diciendo esto, les mostró los huecos de sus manos y pies. Los seguidores seguían tan asombrados y felices que no podían creerlo. Jesús les preguntó: —¿Tienen comida aquí? Le dieron un pedazo de pescado asado. Jesús tomó el pescado y lo comió delante de ellos. Luego les dijo: —Esto es lo que les había anunciado cuando todavía estaba con ustedes: que todo lo que está escrito sobre mí en la ley de Moisés, los libros de los profetas y en los Salmos tiene que cumplirse. Entonces les abrió el entendimiento para que comprendieran las Escrituras, y les dijo: —Está escrito que el Mesías tenía que morir y resucitar al tercer día, y que en su nombre se anunciará a todas las naciones que cambien y se vuelvan a Dios para el perdón de los pecados. Empiecen desde Jerusalén pues ustedes son testigos de todo esto. Ahora les enviaré lo que mi Padre les ha prometido, pero quédense en Jerusalén hasta que reciban poder del cielo. Después Jesús llevó a sus seguidores fuera de Jerusalén, casi hasta Betania y, levantando las manos, los bendijo. Mientras los estaba bendiciendo, se separó de ellos y fue llevado al cielo. Entonces los seguidores lo adoraron y luego regresaron muy felices a Jerusalén; y estaban en el área del templo alabando continuamente a Dios» (Lucas 24:36-53).
Mil gracias porque estas vivo y estás con nosotros. Mil gracias porque hoy nos abres un mayor entendimiento de ti. Gracias por tú perdón, cuidado y gran amor. Ayúdanos Padre a comprender cual grande es éste tu amor, a disfrutar de la paz que solo tú nos puedes dar y a darte el primer lugar que te corresponde en nuestras vidas adorado Dios.
Te lo pedimos y agradecemos en el precioso nombre de nuestro Señor y Salvador Jesucristo, amén y amén.
DIOS NOS BENDIGA.
seryhumano.com / Linda Kiklikian